A veces voy a tomar un café a una
confitería de mi barrio y llevo mi
pequeña Netbook para trabajar en algún tema.
El otro día me encontraba concentrada
en mi pantalla, cuando escucho una voz
masculina que hablaba por celular en
forma estridente. Levanto la cabeza y en diagonal a mi mesa, veo a un señor
mayor que leía un diario mientras hablaba. Desde mi sitio solo podía distinguir
su perfil. Tenía abundante cabello
blanco que le caía lacio hacia
los costados de su cabeza, parecía interesante. Con un bolígrafo marcaba algo
en un periódico:
—¿Hola con quién hablo? –preguntó en
voz fuerte
—
…
— Si, pero yo primero quiero saber tu nombre
—
….
— No, saqué tu número del diario.
¿Vos sos Manuela, no? –siguió interrogando
—
….
— Me llamo Ignacio. Bueno… soy alto,
musculoso…
— ….
— Tengo 45 años. Me dicen que soy bien
parecido ¿y Vos, cómo sos?
—
….
— Si,
soy profesional, arquitecto.
¿Pero… donde te puedo ver?
— …
— No. En mi casa no. Pero, te puedo
encontrar en la tuya.
—
…
—¿Y en un bar? Llevamos una rosa para
reconocernos. ¿Qué te parece?
— …
— No, no. En mi casa, no.
—
…
— Hola!! Holaaa!!
Volví a mi tarea, cuando de nuevo
escucho:
— Hola. ¿Con Juliana?
—
…
—
¡Ah! ¿Sos vos?
—
…
— Me llamo Federico y leí tu anuncio.
A mi también me interesa conocer a una persona para relacionarme con fines
serios. Me gusta todo lo que pedís: viajar, pasear, ir al cine…
—
….
— ¿ Yo, voz de viejo? ¡No! Al
contrario, tengo 40 años.
— …
— ¿Pero, por la voz, no podes darte
cuenta…
—
…
— Divorciado. ¿Y vos?
—
….
— ¿También? ¡Que casualidad! ¿Tenes
hijos?
—
…
—
Ahh… Bueno. Después te llamo.
A esta altura me causaba mucha gracia.
En eso pasó el mozo y me hizo un gesto de complicidad.
Intenté nuevamente concentrarme en mi
texto pero…
— Hola… Me llamo Ernesto y estoy
interesado en tu aviso
—
…
— Empresario
—
….
— Es una empresa chiquita, con 20 empleados solamente.
—
….
— Nooo… soy muy buen patrón.
—
…
— Hago mucho deporte. Juego al fútbol
y a la paleta, si vieras los músculos que tengo…
—
…
— Describime como sos…
—
…
— ¿Ahh… rubia? ¿Cabello largo?
—
…
— Me gustaría conocerte. ¿Que te
parece si nos encontramos?
—
…
— No ¿Para que queres mi dirección?
— …
— Si. Vivo en Capital Federal.
—
…
— No. No es que sea desconfiado. Pero
prefiero ir donde vos me digas…
—
…
— Dale… decíme
Así siguió con 2 ó 3 llamadas más. A
medida que llamaba iba tildando en el diario.
De pronto, llamó al mozo y pagó su consumición.
Presté atención porque iba a levantarse. Al fin iba a ver de cuerpo entero, al hombre
que se había promocionado como Arquitecto, mediana edad, culto,
deportista, empresario, etc… No me lo quería perder por nada del
mundo.
Con gran dificultad se
incorporó, tomó dos bastones que estaban
a un costado y que yo no había visto. Se dio vuelta para saludar a los del
mostrador y pude observar bien su cara. Era un anciano de más de 80 años, que rengueando y con una gran sonrisa en su
cara, se fue ayudado por sus dos bastones
Me quedé con la boca abierta, hasta
que se acercó el mozo y riendo me dijo:
— Este Don Atilio, se divierte con poco. Viene
una vez por semana, nos pide el diario, un cafecito y comienza con sus
llamadas. Es increíble, nos hace
divertir a todos…
Jajajajaja te juro que cuando llegue a los 80 voy a ser como Don Atilio, me mató!!!
ResponderEliminarDivino el viejito!!
EliminarAngélica, muy buenos todos. Gracias !!!
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