Hola:
Paula y Javier
tienen algo para contar. (¡Gracias por la colaboración!)
Hace unos días hubo una tormenta bastante fuerte y
apareció en nuestro jardín, un pichoncito de zorzal.
Con Javier pensamos que cayó de un nido del árbol de un jardín vecino.
Era precioso,
como una bolita redonda, con pelusa, el pechito anaranjado y parecía
despeinado. Los padres se veían desesperados y desorientados, piaban y volaban
todo el tiempo alrededor del pichón, que a esta altura lo bautizamos con ese
nombre: “Pichón”.
Javier y yo
intentamos por todos los medios acercarnos para levantarlo y colocarlo
nuevamente en el nido. Pero los padres no nos dejaban. Volaban por encima de
nuestras cabezas piando muy fuerte y de forma amenazante.
Decidimos no
intentarlo más y dejamos de salir al jardín a fin de no asustarlos.
Resignados, los
dos pájaros adultos proveían de alimento a Pichón constantemente. Traían
gusanitos, moras, etc. Yo les quería sacar fotos, pero en cuanto intentaba
salir, se armaba nuevamente la batahola.
Pichón se
apropió del lugar, estableciendo su nido a lo largo y ancho de nuestro
jardincito. Tomó confianza y empezó a hurgar por todos los rincones.
Mientras, sus abnegados progenitores iban y venían con las
provisiones.
Un
día, fisgoneando por uno de los rincones del
jardín, Pichón quedó enganchado entre unas cañas de bambú. Se armó
tal griterío, que Javier y yo salimos corriendo al jardín y encontramos a los
padres de Pichón, revoloteando y piando alrededor de las cañas y al propio
Pichón más muerto que vivo, ya que a pesar del
pataleo, no lograba desprenderse de las cañas.
Decidí
rescatarlo y mientras Javier con una escoba, alejaba a los padres que volaban
en picada a mí alrededor intentando atacarme con increíble
agresividad, logré desengancharlo y colocarlo sobre el pasto.
Rápidamente nos fuimos adentro.
Lo insólito
de esta historia es que un rato más tarde Javier y yo salimos tímidamente al
jardín, cuidándonos de los padres de Pichón y, por primera vez en
estos diez días, no nos atacaron… Empezamos a movernos más libremente y nada.
Parecía como que aceptaban y entendían que no éramos enemigos.
A partir de ese momento hasta pude sacarle fotos a Pichón.
Al poco tiempo, Pichón empezó con unos saltitos, luego vuelos cortos y
un día se fue.
Me gusta creer
que entre los tantos zorzales que vienen a nuestro jardín, a veces
aparece Pichón para hacernos una visita.
Paula, Javier, no sé si el pichón vuelve a visitarlos, pero seguro que muy dentro de el, y probablemente el ni se de cuenta, les está agradecido. Aparte, tengamos fe en el efecto mariposa.
ResponderEliminarJa..Ja. No creo que muchos lectores tengan idea de que es el Efecto Mariposa. Incluida yo que tuve que recurrir a Wikipedia:
EliminarEl efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, a la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes, sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo de tiempo. ¿Clarito No? ¿Te quedó alguna duda?
Gracias Gely, yo tampoco sabía que era, pero dije si lo pongo, alguien lo va a aclarar. O sea que el efecto es trasladable al mosquito. Bueno, yo lo siento mucho pero los voy a seguir matando directa a o indirectamente con Fuyi.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar